La pensión por incapacidad permanente total es contributiva y vitalicia.

La pensión por incapacidad permanente total es contributiva y vitalicia.
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En el sistema de seguridad social español, la pensión por incapacidad permanente total es una prestación económica dirigida a aquellos trabajadores que, debido a una enfermedad o lesión, han perdido de forma permanente la capacidad de desempeñar su profesión habitual, pero aún pueden realizar otro tipo de trabajo. Esta pensión, además de ser contributiva, es vitalicia, lo que implica que se mantendrá mientras el beneficiario cumpla con los requisitos establecidos.

Es importante destacar que la pensión por incapacidad permanente total es un derecho adquirido a través de las cotizaciones realizadas por el trabajador a lo largo de su vida laboral. Para acceder a esta prestación, se requiere haber cotizado un mínimo de 2.080 días, lo que equivale a aproximadamente seis años. Además, es necesario haber estado de alta en la Seguridad Social durante los últimos cinco años antes de la fecha de la incapacidad.

Una vez cumplidos estos requisitos, el trabajador debe someterse a una evaluación médica realizada por el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS), donde se determinará el grado de incapacidad y la imposibilidad de realizar la profesión habitual. Esta evaluación tiene en cuenta tanto el estado físico como el mental del solicitante, y se basa en criterios médicos y legales establecidos por la normativa vigente.

En caso de ser reconocida la incapacidad permanente total, el beneficiario tiene derecho a percibir una pensión mensual, cuyo importe está determinado por la base reguladora y el porcentaje establecido según el grado de incapacidad. La base reguladora se calcula en función de las cotizaciones realizadas durante los últimos años y del salario del trabajador en el momento de la incapacidad.

Es importante señalar que la pensión por incapacidad permanente total es compatible con la realización de otro tipo de trabajo, siempre y cuando no supere unos límites establecidos. En caso de superar dichos límites, la pensión podría ser suspendida o reducida.

En cuanto a la duración de la pensión, es vitalicia y no está sujeta a revisiones periódicas, a menos que se produzcan cambios en la situación del beneficiario, como la mejora de su estado de salud o la reincorporación al mercado laboral. En estos casos, la pensión podría ser revisada o incluso suspendida, siempre y cuando se demuestre que el beneficiario ha recuperado su capacidad para trabajar.

Tipos de pensión: incapacidad permanente total

La incapacidad permanente total es un tipo de pensión que se otorga a aquellas personas que, debido a una enfermedad o lesión, han perdido la capacidad de trabajar en su profesión habitual pero aún pueden desempeñar otras actividades laborales.

Este tipo de pensión se concede cuando la persona tiene una disminución de su capacidad de trabajo del 33% o más, pero no llega a la situación de incapacidad permanente absoluta (cuando la persona no puede realizar ninguna actividad laboral).

Algunos requisitos para acceder a la pensión de incapacidad permanente total son:

1. Estar afiliado y en situación de alta o asimilada al alta en la Seguridad Social.
2. Tener cotizados al menos 1.800 días en los últimos 10 años antes de la situación de incapacidad.
3. No haber alcanzado la edad de jubilación.
4. No haber solicitado la pensión de jubilación anticipada.

La cuantía de la pensión de incapacidad permanente total se calcula en base a las cotizaciones realizadas durante la vida laboral del solicitante. Además, se tiene en cuenta la base reguladora, que es el promedio de las bases de cotización de los últimos años.

Es importante destacar que esta pensión puede ser revisada periódicamente para evaluar la situación de la persona y determinar si ha habido alguna mejoría en su capacidad de trabajo.

Diferencia entre pensión contributiva y no contributiva

La pensión contributiva es un tipo de prestación económica que se otorga a las personas que han cotizado al sistema de seguridad social durante un determinado período de tiempo. Esta pensión se basa en las contribuciones realizadas por el trabajador a lo largo de su vida laboral y está vinculada a la cantidad de años cotizados y al salario percibido durante ese período.

Por otro lado, la pensión no contributiva es una prestación económica que se otorga a las personas que no han cotizado lo suficiente o no cumplen con los requisitos necesarios para acceder a una pensión contributiva. Esta pensión está destinada a cubrir las necesidades básicas de subsistencia de aquellos individuos que se encuentran en situación de vulnerabilidad económica.

La principal diferencia entre estos dos tipos de pensión radica en los requisitos necesarios para acceder a ellas. Mientras que la pensión contributiva requiere haber cotizado al sistema de seguridad social, la pensión no contributiva no tiene este requisito y está destinada a aquellas personas que no tienen los recursos económicos necesarios para su sustento.

Otra diferencia importante es la cuantía de la pensión. La pensión contributiva se calcula en función de las cotizaciones realizadas y el salario percibido, por lo que suele ser mayor en comparación con la pensión no contributiva, cuyo importe está establecido por ley y no varía en función de las cotizaciones realizadas.

Además, las personas que reciben una pensión contributiva tienen acceso a otros derechos y prestaciones sociales, como la asistencia sanitaria o la posibilidad de acceder a una vivienda de protección oficial, mientras que las personas que reciben una pensión no contributiva tienen acceso limitado a estos derechos.

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